Chaclacayo

Llegué a Chaclacayo en 1984, era el final del verano, ese año terminaba el colegio, cosa que casi no logro, llegué como consecuencia de la muerte de mi padre en abril del 83 a vivir con mis primos, quienes me ayudaron mucho. El Cuadro, la urbanización más limpia y bella del Perú, decia el letrero que te daba la bienvenida, era una gran subida, todas las casas tipo cabañas estaban rodeado por dos grandes cerros, era una urbanización privada, allí conocí a grandes amigos y amigas, con algunos nos hemos vuelto a encontrar gracias al facebook, ahí también me metí mis primeras borracheras, empecé a jugar algo de frontón, meterme a la piscina, jugar fulbito, imagínense que llegué a ser una gran arquero. Hice algunos viajes, a Marcahuasi, Villa Rica, Tarma y como no olvidar una caminata con el Gran Jocker por los cerros hasta Cieneguilla.

Por supuesto que empecé ir al mismo Chaclacayo, a unos dos kilómetros de la casa en que vivía, ahí también conocí a grandes patas, grandes músicos, artistas, filósofos, ver los campeonatos de fulbito, unos traguitos, y otras cosas más. A Chaclacayo le debo mi gusto por el cine y por la lectura , cosa que ya lo hacía, pero que se fue acentuando más, también el escuchar buena música. Y las ferias en la misma plaza, el mercado, la esquina, el jato de Richi, de Robert, las lateadas por le cerro.

Ni que hablar del clima, lo máximo, siempre con sol, aunque en invierno mucha neblina, pero el frio seco, bien abrigado y con un ron se pasaba bien, ahí también aprendí a tirarme la pera y quedarme en el barrio a jugar fulbito y bañarnos en la piscina, meternos una amanecidas tomando ron o chelas, o ir a la playa en mancha y regresar a las 6 de la mañana, grandes épocas y grandes amigos y amigas.

Ahí les dejo una foto del parque San Juan, testigo de nuestras andanzas