EL BARCA

Eran fines de septiembre del 2007, era viernes, había dormido bien, después de una semana por España ya me había acostumbrado un poco a la diferencia horaria que había con el Perú. Eran como las 8 de la mañana, así que tomamos desayuno y me dediqué a arreglar mis cosas, antes de dormir había avanzado bastante, un buen baño y no dirigimos a la estación del tren, estábamos en Cambrils y nos tomaría como dos horas y media llegar a Barcelona, era mi último día en España, ya el sábado partiría para Lima, pero me faltaba visitar un lugar muy especial para mi.

Llegamos como a las doce y treinta a Barcelona, dejamos mi equipaje en el terminal de trenes, comimos algo en un establecimiento de comida rápida y preguntamos cual era el tren que nos llevaba al estadio del Barcelona, uno de los más grandes equipos de fútbol
del mundo, luego llegamos a la parada del tren y caminamos como veinte minutos, antes nos tomamos un café con mi mamá y seguimos caminando.

Pudimos divisar el majestuoso estadio, se sentía toda su fuerza y majestuosidad, su diseño era serio pero elegante, luego de comprar las entradas, que incluía una visita al estadio y al museo, nos metimos, teníamos como una hora y media para conocerlo, así que no perdimos tiempo. Los primero era el museo, pude ver las fotos de todos los equipos, incluido en el que aparecía el gran cholo Sotil, (¿se acuerdan él?), fotos del estadio en sus primeros años, muchas copas, camisetas antiguas, pelotas que ganaron campeonatos, un espacio dedicado a sus cien años de fundación y un diseño para la mejora de su estadio, me tomé una foto con la réplica de la última copa ganada en la Champion League.

La segunda parte de la visita era el propio estadio, vimos la sala de conferencias, las camarines, todo de lujo, las tribunas, subimos por toda la tribuna principal, los palcos, los sitios de la prensa, y llegamos al ras de cancha, toda una alfombra verde, uno alza la mirada y soñaba con estar allí viendo como el Barca le gana al Real Madrid, o como le gana al Milan.

La última parte de la visita era la gran tienda que tenía el Barca, con todo lo imaginable, las camisetas, gorros, lapiceros, jarrones, tazas, y muchos recuerdos, se compró algo, no mucho porque los precios son un poco alto. Lo que si quiero resaltar es que el estadio del Barca es parte del turismo, muchos turistas van a conocer el estadio, realmente vale la pena.

Espero volver, pero esta vez iré a ver un partido.